En estos días
previos a la Navidad, sugiero cómo poner “un belén en el corazón”:
Primero,
la Virgen. Ella recibe a Dios porque es “la sin-mancha”, la Inmaculada.
Nosotros, en cambio, necesitamos que Dios nos limpie en el sacramento de la
Penitencia. Confiésate en estos días.
José,
modelo de todos los padres, hombre de la mirada limpia y amor grande. Cuida estos días la mirada, evitando
las imágenes que enturbian tu corazón.
Los ángeles
vendrán y se quedarán en tu belén interior si pierdes la vergüenza para cantar.
Canta villancicos.
Para poner a
los pastores, mira a tu alrededor, descubre las necesidades de los
que te rodean y remédialas en lo que puedas.
La
estrella es la Luz de Dios. Para que baje al belén de tu corazón, lee y medita en Evangelio de S. Lucas, aunque
sean sólo unos minutos cada día. Si aún no lo haces, comienza este año a vivir en tu casa una nueva costumbre: que el
más joven lea en familia el capítulo 2 del evangelio de S. Lucas en Nochebuena, a las doce de la
noche.
Los
Reyes traen regalos al Niño Jesús. Regala a los que te rodean el tesoro más
precioso: tiempo, interés por sus cosas, buen humor, alegría.
Jesús vendrá:
nacerá y se quedará dentro de nuestro corazón. “A cuantos le recibieron les dio
la potestad de ser hijos de Dios”
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