En
aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús: -“¿Eres tú el rey de los judíos?” Jesús le
contestó: -“¿Dices esto por tu cuenta o
te lo han dicho otros de mí?” Aunque el sanedrín había condenado a Jesús a
muerte por blasfemo pues con las palabras de la visión de Daniel se proclamó
Hijo del Altísimo, la acusación que los judíos presentaron ante el procurador
romano fue: “Hemos encontrado a éste sublevando a nuestro pueblo y
prohibiendo pagar tributo al César, y dice que él es Cristo Rey” De ahí la
pregunta con que Jesús responde a la investigación de Pilato.
Con este blog pretendo compartir luces, reflexiones, comentarios, como agradecimiento a todos los que los han sembrado en mí.
viernes, 23 de noviembre de 2012
DOMINGO 25 DE NOVIEMBRE, 2012, JESUCRISTO REY
Mientras miraba, en la visión
nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó
al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los
pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su
reino no tendrá fin. Daniel describe en esta visión oscura y nebulosa la
investidura real del Hijo por parte del Padre, un acontecimiento eterno, previo
a la creación y a la redención. Los profetas suelen ver fundidos en uno los
diversos planos temporales, sin perspectiva. Por eso en este pasaje podemos
ver descrita la segunda venida de
Cristo, que usó estas palabras de Daniel al responder a Caifás: “Veréis al
Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del
cielo”. Así introduce la liturgia de la Palabra la fiesta de Jesucristo,
Rey del universo. El final del año litúrgico sirve para anunciar el último acto
de la historia: la venida triunfal de Jesucristo.
Pilato
replicó: -“¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han
entregado a mí; ¿qué has hecho?” Jesús le contestó: -“Mi reino no es de este
mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no
cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.” Pilato le dijo: -“Con que, ¿tú eres rey?”
Jesús le contestó: - “Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto
he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad
escucha mi voz.” Atado, humillado por las huellas del maltrato de la noche
anterior en casa de Caifás, acusado de delitos gravísimos, a punto de ser
clavado en la cruz, Jesús habla con claridad de su identidad, proclama la
verdad: Soy rey. Jesús, tu reino no es de este mundo porque no has
venido a dominar, sino a salvar. Dios es amor infinito, Dios es el Padre que
entrega a su único Hijo a la muerte para liberarnos a nosotros, criaturas suyas,
del poder del demonio, del pecado y de la muerte. Esta es la verdad que anuncias con tu muerte
en la Cruz. Aquí tu palabra toma un
lenguaje que todos pueden entender. Reina, Jesús, en mi vida, sé tu mi Rey y mi
Amor. Que escuche siempre esa canción de amor que sale de tu Cruz. Y que te
siga.
Jesucristo
es aquel que nos amó, nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, nos ha
convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios, su Padre. A él la gloria y
el poder por los siglos de los siglos. Amén. Reino de sacerdotes porque
Jesús nos ha obtenido con su sacrificio una nueva relación con Dios. Por el
Bautismo, somos hijos en el Hijo, Sacerdote eterno y podemos convertir nuestra vida
en una ofrenda, que en la Misa unimos a la única ofrenda de Jesús en el
Calvario. Así podremos ayudar a los demás a escuchar su Palabra de amor en la
Cruz.
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